A través de la historia artística, la impresión o grabado ha sufrido diversas transformaciones desde sus comienzos. Antes de abordar las múltiples formas de grabados existentes hoy, es vital subrayar los orígenes del grabado, desde las primeras impresiones mesopotámicas, la invención de la xilografía en Japón, hasta el advenimiento del huecograbado en Europa, destacando a figuras como Albrecht Dürer, Rembrandt y Goya, quienes han perfeccionado este arte. Con la llegada de las vanguardias del siglo XX, la obra gráfica se diversificó en varios tipos de impresiones que describimos en detalle a continuación.
La xilografía
La impresión xilográfica captura la composición grabada o tallada en un bloque de madera. El artista esculpe y elimina material del bloque para formar los espacios blancos de la imagen, reservando así las líneas o áreas que formarán la imagen deseada, también conocida como grabado en relieve. En la xilografía, a diferencia de otros métodos gráficos, el artista obtiene la imagen eliminando material.
La madera utilizada debe tener ciertas características para el tallado, soportar una larga serie de impresiones y su propia conservación. Debe ser de textura uniforme, compacta, dura y sin nudos ni grietas que puedan obstruir la herramienta. Las maderas más adecuadas y utilizadas históricamente son las de árboles frutales como el peral, manzano y cerezo.
En los diferentes procesos de creación del grabado, es fácil corregir un exceso de color negro, simplemente cortando más madera o realizando nuevas tallas. Sin embargo, corregir un exceso de blanco no es tan sencillo. Si se han eliminado tallas por error, estas pueden rellenarse con una pasta fina hecha de pegamento y serrín. Si el defecto es un área grande, se delimita un cuadrado o rectángulo y se reduce medio centímetro.
El linograbado
El linograbado, un arte que se origina de la xilografía, hereda una vasta tradición en la reproducción de imágenes. Se diferencia de esta por tener una textura más básica, suave y mate, debido al acabado del material y las herramientas utilizadas para grabar, que son pequeños cuchillos con mangos cortos que proporcionan líneas gruesas, firmes y siempre bien definidas. En esta técnica, se graban las formas correspondientes al primer color y se realiza la impresión completa más algunas pruebas adicionales. El trabajo continúa en la misma matriz, que corresponde al segundo color: este se imprime sobre el primero y se repite el mismo proceso tantas veces como colores se quieran.
Al final, solo queda la parte de linóleo o negro en la matriz, mientras que las formas son solamente los bordes o contornos de la composición. De este modo, la matriz se pierde para cualquier edición futura, siendo imposible empezar de nuevo o reeditar la obra. Así, el grabado y la impresión se realizan simultáneamente, el proceso de grabar e imprimir se lleva a cabo al mismo tiempo y al usar siempre la misma matriz, el registro es más confiable.
Picasso también aplicó un nuevo método de impresión en su trabajo de linóleo, conocido como “Prueba enjuagada”. Consiste en una acción directa en la impresión: una imagen impresa en tinta blanca sobre papel blanco, de manera que la imagen es apenas visible, similar a una sombra. Una vez seca la tinta, se cubre toda la superficie con tinta china negra. Luego, la impresión se somete a un chorro de agua, la tinta china se disuelve y al desaparecer tiñe el papel que no tiene tinta de impresión de un tono gris con gotas peculiares, y la composición queda completada.
La calcografía
En la calcografía, un tipo de grabado en metal, la incisión se realiza en profundidad, de ahí que también se le conozca como grabado en hueco. Este proceso es opuesto al método previamente mencionado, en el cual la imagen queda en la superficie. En este caso, la imagen se graba en la matriz de metal, y la parte no grabada, que corresponde a los blancos, permanece en la superficie de esta. La tinta se inserta dentro de los surcos grabados en el metal y luego se transfiere al papel, donde los trazos aparecen en relieve, siendo este uno de los principales rasgos distintivos de esta técnica.
La plancha de metal, ya sea de cobre o zinc, debe tener una superficie pulida y uniforme, con un grosor aproximado entre 1 y 1,5 milímetros. La incisión puede realizarse de dos maneras generales: excavando directamente el metal con una herramienta puntiaguda, buril, etc., generando todo un conjunto de procedimientos denominados de incisión directa, o mediante una corrosión por agentes mordientes, otro grupo conocido como grabado de incisión indirecta que, igualmente, engloba muchos otros métodos. Estas dos categorías de grabados pueden combinarse en una misma plancha, y además, originan una amplia gama de subprocedimientos, como se observará a continuación:
La técnica de la punta seca
El método del grabado a la punta seca obtiene su nombre por la herramienta principal empleada en su realización. Se usa una punta de acero extremadamente duro o de diamante para rayar directamente el metal. Esta actúa casi perpendicularmente sobre el metal y se maneja de manera similar a un lápiz. Al incisar en el metal, la punta afilada deja unas rebabas características a ambos lados del surco, que no se eliminan. Por esta razón, la línea que resulta al momento de la impresión es difusa e irregular tanto en su trayectoria como en su profundidad.
El buril
El buril, también conocido como talla dulce, es una herramienta formada por una barra de acero extremadamente duro, con un extremo afilado y biselado, y el otro unido a un mango corto de madera. Existen diversos tipos de buriles, como los cuadrados, utilizados para grabar líneas curvas y tallas anchas, y los triangulares, para trazos más extensos.
Para realizar un grabado con buril, se parte de una plancha de cobre totalmente pulida sobre la cual se trabajará completamente con el buril. Este se maneja en una posición casi paralela a la plancha. El mango reposa en la palma de la mano, permitiendo ejercer fuerza y mantener el control de la dirección del trazo. Se sujeta la barra con los dedos índice y pulgar, efectuando dos movimientos: uno de presión y otro de dirección, para crear el grabado deseado.
El punteado
El punteado implica crear una imagen sobre el metal mediante la acción directa de puntas, percutores, mazos de punta en el grabado primitivo y de ruletas. Las ruletas, de diferentes tamaños y graneados, son pequeñas ruedas dentadas unidas a un mango tipo lápiz. Al girar y moverse sobre el metal con cierta precisión, dejan líneas de puntos muy regulares.
La manera negra
A diferencia de otros métodos, aquí se comienza con una plancha de cobre sin pulir. El cobre, que debe ser muy duro, se granea directamente en su superficie. Si se entinta y se imprime la imagen, aparece como una gran mancha totalmente negra. Una vez que la superficie está totalmente graneada, se procede a determinar la gama de valores, desde el negro más intenso hasta el blanco más puro. Para ello, se rasca y aplana el graneado, conformando la imagen en blanco sobre negro, como si el grabador obtuviera la imagen borrando sobre el negro.
El aguafuerte
Para realizar un aguafuerte se siguen estos pasos: se cubre completamente la plancha de metal, previamente pulida y desengrasada, con una capa de barniz protector. Este barniz es ideal para proteger el metal y resistir al baño de mordiente. El artista puede dibujar sobre él con la punta de la imagen que desea grabar sin que se produzcan craquelados. Al dibujar la composición, se descubre el metal a la vez. Como resultado, el trazo del dibujo deja ver el cobre o el zinc mientras que el resto de la superficie permanece protegida por el barniz. Finalmente, se sumerge la plancha en un baño de una solución de mordiente para que este incida solo en las zonas de dibujo. Una vez entintada la plancha, está lista para estampar sobre el papel.
La aguatinta
La aguatinta se basa en una fina retícula redondeada que otorga manchas uniformes en una amplia gama de valores tonales. Este pequeño entramado, que es casi imperceptible en la impresión y evita cualquier tipo de línea recta, se logra mediante la adhesión de polvo de resina colofonia sobre la plancha de metal. De esta manera, la resina desempeña una doble función: actúa como barniz protector y elemento definidor de la apariencia característica de su forma. La aguatinta tiene variantes, como el grabado al azúcar, que se basa en la mezcla de este elemento con tinta china o gouache, permitiendo dibujar sobre la plancha previamente resinada.
El carborundo
El material fundamental utilizado en el carborundo, de donde proviene el nombre, es el polvo de carburo de silicio. Este polvo abrasivo y de gran dureza puede aplicarse en granos de diferentes tamaños. Generalmente, se adhiere a la plancha junto con resinas sintéticas o colas vinílicas según los diseños del artista. Mientras la pasta está fresca, se pueden modelar formas e incluso hacer dibujos, trazos o manchas. Una vez seca, la pasta queda extremadamente dura, permitiendo entintar la plancha como un grabado en hueco. El resultado es similar a la aguatinta pero mucho más contundente, sin transparencia, y con una apariencia de fuerte opacidad y textura elevada hacia la superficie. Este método es considerado la estampación que atribuye a la materia un lenguaje artístico y expresivo, acorde con los movimientos plásticos del siglo XX.
La litografía
En la litografía, se utiliza una piedra calcárea como matriz, una piedra con propiedades que facilitan el proceso por ser absorbente, compacta, con pequeños graneados naturales y de coloración amarillenta o grisácea. Se dibuja sobre la piedra con lápices grasos o barras compuestas principalmente por materiales grasos, como goma laca u otros pigmentos, y con tintas de diferentes propiedades. Se asegura que la imagen no ocupe toda la superficie de la piedra para permitir al impresor ajustar la rasqueta al imprimir. Una vez realizado el dibujo, se prepara la piedra para la impresión. El dibujo se fija con una solución de goma arábiga, agua y ácido nítrico, que actúa como un mordiente muy ligero. Esta película impermeabiliza toda la superficie, de manera que ninguna sustancia grasa se adhiere a la superficie no dibujada hasta el momento del entintado. De esta manera, la humedad rechaza la tinta y esta solo queda sobre la imagen dibujada.
La serigrafía
La serigrafía es una técnica que utiliza una malla para transferir tinta a un substrato, excepto en las áreas que se han hecho impermeables al tinte mediante un bloqueo. Se tapan aquellas áreas que deben permanecer blancas en la composición, mientras que el resto se deja al descubierto siguiendo los contornos definidos. El proceso de impresión puede ser manual o utilizando una prensa serigráfica.
En la impresión manual, el proceso es bastante sencillo. Se utiliza una base de tablero completamente plana y lisa, donde se fija un lado de la pantalla mediante bisagras, permitiendo que el marco se pueda levantar y bajar con facilidad. El papel sobre el cual se imprimirá se coloca debajo de la pantalla. Al bajar esta pantalla, se añade la tinta dentro del marco y se utiliza una rasqueta para presionar y distribuir la tinta, permitiendo que la imagen se transfiera al papel.
Por otro lado, la impresión utilizando una prensa serigráfica sigue el mismo principio, pero estas máquinas están equipadas para trabajos más precisos, largos y rápidos. Cuentan con bases aspirantes que se adhieren al papel, brazos mecánicos que permiten imprimir con una sola mano y topes de registro especiales para asegurar la precisión en la impresión.
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