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Obra gráfica de Salvador Dalí, verdades y mitos

Salvador Felipe Jacinto Dalí nació el 11 de mayo de 1904 en el pueblo de Figures. Su primer nombre se lo dieron con anterioridad a un niño que murió en la infancia, al artista le atormentaba en ocasiones el hecho de que era sólo el segundo Salvador. Tres años después nació una hermana, Ana María. Fue una niña difícil que se negaba a amoldarse a las costumbres familiares y comunitarias.

Dalí recibió clases particulares de arte en Figueras y posteriormente asistió a la Escuela de pintura, escultura y grabado: Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Vivió en la Residencia de estudiantes, donde conoció a otros aprendices. Fue expulsado y reintegrado, pero nunca realizó los exámenes finales. Sentía, con razón, que no necesitaba el tipo de educación que ofrecía la escuela.

Repudiado por su padre, se mudó a una casita de pescadores en el pequeño pueblo de Port Lligat, a tres kilómetros de Cadaqués, en la costa donde los Pirineos desembocan en el mar Mediterráneo, no lejos de la frontera francesa.

La persona más importante de su vida fue una emigrante rusa afincada en París y casada con el poeta francés Paul Éluard, Elena Diakonova, conocida como «Gala», esta acabó dejando a Paul Éluard por Dalí.

Gala, en parte salvó a Dalí de una desorientación nerviosa y se hizo cargo de todos los aspectos de su vida: financiera, artística y sexual, con su ayuda, el artista se estableció en París como un notable pintor. Se unió al grupo dadaísta y surrealista liderado por André Breton, pero abandonó el grupo unos años más tarde para convertirse en un surrealista más solitario.

Definió su actividad paranoico-crítica como «un método espontáneo de conocimiento original basado en la asociación interpretativo-crítica de fenómenos delirantes«.

Aguatinta, “Rhinocéros”

Aguatinta, “Rhinocéros”, año 1971

 

A medida que se hizo más conocido y tuvo más éxito financiero, compró en Port Lligat varias casas de pescadores adyacentes a la original y las convirtió en una casa extensa, actualmente museo. Nunca dejó de amar la zona cercana a su casa en Port-Lligat, y muchas de sus pinturas reflejan escenas reales. La zona visible desde su casa ha sido declarada patrimonio nacional y no se permiten modificaciones, por otro lado, otras obras del artista muestran su respeto por los grandes pintores clásicos y, a menudo, tratan temas religiosos o históricos.

También pasó temporadas en la ciudad de Nueva York, en el Hotel St. Regis y también en París donde siguió augmentando su fama.

Una ópera incendiada en Figueras fue el lugar donde Dalí, en su etapa de madurez tuvo el gran placer de crear un monumento a su vida artística, convirtiendo la edificación en la “Fundació Teatre-Museu Gala Dalí” donde se Incluyen una serie de pinturas y dibujos importantes.

A principios de 1980, mientras se encontraban en la ciudad de Nueva York, Gala y el artista sufrieron una neumonía viral que persistió durante varios meses. Regresaron a España, Dalí muy deprimido. La medicación inadecuada aplicada a Gala le provocó una parálisis permanente en la mano, que no dejo de temblar hasta el final de sus días.

Tras la muerte de Gala, Dalí se trasladó al castillo de Púbol, donde sufrió graves quemaduras en un incendio provocado por un cortocircuito.

Cuando llegó al hospital, se descubrió que casi había dejado de comer y que estaba tan débil que fue necesario alimentarlo por vía intravenosa para prepararlo para el injerto de piel. La operación salió bien pero su salud seguía siendo mala. El artista murió en 1989 en Figueras.

Dalí creó su propia marca de arte en distintas áreas. A parte de la pintura, escultura y obra gráfica, diseñó decorados y vestuario para teatro, patrones para ropa, alfombras, jarrones y platos de porcelana, joyas exquisitas, moldes para numerosas estatuas de gran tamaño, placas en bajorrelieve, ilustró variedad de libros y escribió varios propios.

 

Litografías originales, excesos de tiraje y reproducciones

La intención en este blog es aclarar en la medida de lo posible la realidad de la obra gráfica de Salvador Dalí, desmentir el mito de que “todas las litografías del artista son reproducciones o no genuinas del artista” y ordenar los acontecimientos cronológicamente para así hacer entender alto valor actual de algunas de las impresiones del artista.

Punta seca, gofrado y color en litografía, “La Conquista del Cosmos”, año 1974

 

En primer lugar, debemos rendir homenaje a la maestría de Salvador Dalí como grabador. Sólo esto justifica cantidad de catálogos editados, el interés por parte de críticos de arte, constituyen una parte vital de su obra madura. Las litografías originales hechas a partir de piedras o planchas de zinc sobre las que el mismo artista trabajó. Es difícil determinar el número exacto de placas grabadas íntegramente por su propia mano o con la complicidad de los grabadores. Pero, una vez más, su habilidad para dibujar con el buril coloca su obra gráfica entre algunas de las mejores de su tiempo, el artista encarnó muchos experimentos gráficos fascinantes y espontáneos que no han sido igualados por todos los artistas del siglo XX, excepto por unos pocos. Aplicó el “Dessin automatique” a la técnica de la punta seca, hizo planchas de “Tachiste” explotándolas con cargas explosivas, atacándolas con un hacha o bombardeándolas con huevos que contenían tinta litográfica, empleó la técnica del levantamiento de azúcar, grabó planchas con una tabla ordinaria.

La obra gráfica original de Dalí anterior a 1979 sí es original y dichas litografías y grabados siguen en manos de coleccionistas no especuladores. Su autenticidad no se cuestiona a pesar de que no existen certificados de autenticidad. Antes de 1979 había pocas tergiversaciones o travesuras y no se necesitaban certificados.

Punta seca y color a “pochoir”, “Visiones de Quevedo”, año 1975

 

Cuando se habla de exceso de tiraje se hace referencia a una obra grafica creada con la plancha de estampación original del artista, pero que esta en lugar de haber sido rayada para evitar posteriores estampaciones, desgraciadamente se ha usado con ese fin. Dado ese caso no encontraríamos con una obra cuya característica de estampación es “original” ya que procede de la propia plancha de estampación y no de una reproducción en sí, pero con una numeración y/o firma que no corresponde a la establecida por contrato al editor.

A parte de los grabados originales, hay que tener en cuenta que una parte de las impresiones de Dalí consisten en reproducciones de acuarelas o gouaches originales, estas fueron realizados por encargos específicos de los editores expresamente para su reproducción en ediciones limitadas cuidadosamente controladas y supervisadas por Dalí. Algunas fueron realizadas por artesanos sobre bloques de madera, otras fueron preparadas por estampadores profesionales, ediciones por encargo realizadas bajo contrato y con los permisos del artista.

En el período de transición 1980 a 1981, con la salud del artista empeorando y su gran imperio comercial de arte comenzando a desmoronarse, el interés de los Dalí parecía ser principalmente dinero. Gala, antes de su muerte, convenció al artista enfermo para que firmara algunos contratos ciertamente dudosos, cuya integridad legal no ha sido completamente resuelta hasta el día de hoy. Algunos de ellos involucraron la venta por parte de Gala de derechos para reproducir ciertas pinturas de Dalí que no eran suyas para vender.

El Sr. Albert Field fue muy cuidadoso en identificar y clasificar aquellas impresiones que fueron encargados expresamente mediante contratos en los que el pintor creó grabados que firmó personalmente. Dalí sabía exactamente lo que hacía y era escrupuloso en el trato con sus clientes y editores hasta finales de la década de 1970.

Punta seca y aguafuerte, “Helena y el caballo de Troya”, año 1974

 

Referente a la obra gráfica, la era del caos daliniano comenzó alrededor de 1980, siendo el deterioro de la salud de Dalí un factor importante. La muerte de Gala en junio de 1982 y la posterior decisión del pintor de aislarse casi por completo confundieron aún más la escena de Dalí.
Durante los últimos nueve años, la producción ilícita de impresiones de Dalí en ediciones de exceso de tiraje o tergiversadas, con firmas no genuinas del artista, hizo más difícil la búsqueda de la autenticidad.

Fue necesario un gran trabajo de investigación para tener una perspectiva real de la situación general de Dalí. Para comprender la evolución del negocio de las reproducciones de Dalí se requiere un conocimiento profundo de la vida del pintor, su salud, su placer de tener dinero, sus asociados y los editores. Un breve resumen de esta historia lo detallamos a continuación:

Después de 1980, comenzó la avalancha de reproducciones de las conocidas pinturas surrealistas Dalí, estas impresiones ilícitas y no supervisadas tienen firmas no genuinas del artista. Y de ninguna manera involucraron al artista entonces totalmente aislado y enfermo. Los falsificadores del nombre de Dalí fomentaron leyendas cuidadosamente confusas sobre hojas en blanco supuestamente firmadas por el artista para ser impresas con métodos litográficos y así engañar a clientes.

Etapas de la obra gráfica de Salvador Dalí

Hubo muy pocos grabados de Dalí antes de la década de 1950, cuando Sidney y Phyllis Lucas publicaron ediciones de dos grandes imágenes de barcos y pescadores. El impacto de estas magníficas impresiones fue enorme. Eran imágenes excepcionales de Dalí y se hicieron asequibles por primera vez, ya que los originales de Dalí ya eran tan raros como caros para mediados de los años 1960.

Y, por supuesto, cada impresión llevaba una firma genuina de Dalí.

A partir de entonces la proliferación de encargos de Dalí fue muy rápida. Incluso Woolworth’s y Sears Roebuck se subieron rápidamente al nuevo tren. El primero lo hizo con una estampa de Medusa en la que la figura estaba realizada a partir de la impresión de un pulpo vivo.

Sears comercializó una Virgen de la Rosa algo «dulce». Esta impresión fue realizada para Vincent Price, quien estuvo a cargo de la breve incursión de Sears en las bellas artes. La popularidad de estas piezas fue enorme; los precios se fijaron de manera justa y el artista firmó a mano cada una de las impresiones estrictamente limitadas.

En 1965, Dalí iniciaba un período creativo muy prolífico. Su producción de obras sobre papel creada expresamente para su reproducción se expandió, y el número superó con creces el de sus pinturas de caballete, que eran pocas.

Mientras tanto, le llegaban encargos lucrativos. Los dioses y héroes griegos clásicos, desde Júpiter hasta Ícaro, el béisbol, San Francisco y obras de temática española, las corridas de toros e incluso la guerra de Vietnam eran proyectos asignados por sus clientes empresariales.
Entremezcladas en esta avalancha de una variedad salvaje de temas se encontraban series de mucha calidad artística, incluidas “Carmen”, “Marqués de Sade” y “La Aliyah” junto con “Los hippies” y otros magníficos grabados realizados para Pierre Argillet.

Aguafuerte, “Los hippies – Mujeres flor al piano”, año 1969

 

Además, algunas de las ilustraciones encargadas fueron para espectaculares libros de lujo. Estos iban desde la “Divina Comedia” de Dante hasta “La Biblia”, e incluso los “Cuentos de hadas” de Hans Christian Anderson y “Alicia en el país de las maravillas”, junto con suites sobre “Memorias del surrealismo”, “Grandes inventos” y muchos otros temas.

También hubo encargos de tomos ambiciosos de extraordinaria calidad como «La alquimia de los filósofos”, “Moisés y el monoteísmo» y «Diez recetas de la inmortalidad», entre otras.

Es digna de mención la magnífica calidad de la mayoría de las obras encargadas; El impresionante trabajo de estampación de grabados y litografías de Dalí queda inmortalizado en estas impresiones.

De 1970 a 1979, una parte del trabajo de Dalí se produjo en forma de obras originales sobre papel. Se trataba principalmente de encargos, todos realizados bajo contratos específicos y dibujados o pintados expresamente para su impresión en diversos medios, tales como litografía, pero con un control sobre el número de ediciones limitadas.

La escrupulosa investigación del Sr. Albert Field, su larga presencia en la escena de Dali durante más de tres décadas y media, su conocimiento personal del artista, proporcionan una información muy necesaria y emblemática de cuales impresiones corresponden a la edición limitada correcta, cuales son litografías originales, pero con una numeración que excede el tiraje marcado por contrato en un su momento y cuales se tratan de reproducciones de litografías originales.

Dalí decía que el problema era de la sociedad y no suyo. Pero los beneficios de las reproducciones ilícitas fueron sólo para quienes las imprimieron y distribuyeron. Nadie tuvo jamás una «exclusiva» sobre Salvador Dalí. Muchos tenían un lugar en la comitiva y desempeñaban el papel que el artista asignaba.

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Tags: Arte Moderno

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