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Antoni Tàpies y la experimentación del grabado

Antoni Tàpies y la experimentación del grabado

Los primeros incentivos que Tàpies recibió para explorar el ámbito de la impresión gráfica provinieron de diversos editores, entre ellos Sala Gaspar y Polígrafa. Pronto, el artista descubrió el vasto potencial que este medio ofrecía para la experimentación con nuevas técnicas y materiales. La dimensión material de la obra artística siempre capturó intensamente su interés, convirtiéndose incluso en el núcleo de su creación. En este contexto, el grabado se presentó como una ventana a un extenso universo de expresión.

La obra gráfica de Tàpies se distingue por la expresividad con la que se abordó el soporte, es decir, el papel. Trabajar con un papel satinado blanco, completamente liso y sin imperfecciones, contrasta significativamente con la elección de papeles que presentan manchas o texturas pronunciadas. Este último tipo de soporte fue el que consistentemente capturó el interés del artista.

Desde una perspectiva tradicional, se podría decir que el tratamiento del soporte por parte del artista fue irreverente. Buscaba constantemente transformar el papel, dándole relieve, incorporando elementos ajenos o incluso rasgándolo. Así como su pintura se alejaba de lo convencionalmente pictórico, su obra gráfica integraba elementos generalmente considerados antagónicos a esta disciplina. Contó con la valiosa colaboración de técnicos que enfrentaron sin temor los desafíos propuestos por el artista. Sin embargo, su exploración de diferentes materiales y técnicas no fue un fin en sí mismo. Su interés radicaba en el valor expresivo que estas innovaciones técnicas podían aportar, desde una perspectiva filosófica y experiencial.

ocre y negro
Aguafuerte, “Ocre y negro”, año 1970

La familia Gaspar se distingue por ser los pioneros en publicar grabados y litografías originales de Tàpies en su galería situada en Barcelona. Tituladas «Litos negras», estas obras fueron producidas en el taller Foto-Repro de la misma ciudad. Tàpies rememora estos proyectos no solo como su inicial incursión en la técnica litográfica, la cual le era novedosa y requirió de múltiples pruebas y esfuerzos antes de su concreción, sino también por el reto que supuso trabajar sobre superficies lisas. A pesar de las complicaciones, este desafío le resultó estimulante.

El propio artista valoraba positivamente los frutos de su enérgico estreno en la litografía. Se enfrentó al desafío que representaba un material desconocido para él, resistente a ser dominado en su búsqueda de un nuevo canal de expresión. En sus diversas creaciones litográficas, Tàpies exploró de manera individualizada las técnicas más reconocidas: desde el dibujo espontáneo con lápiz litográfico sobre piedra, pasando por la creación de superficies densamente estructuradas, hasta alcanzar imágenes que, mediante el raspado, evocaban el efecto de la aguatinta. De esta experimentación surgieron obras de gran formato y calidad que, inicialmente, se valoraron por su excelencia como litografías y, en un segundo plano, como creaciones de Tàpies. Pareciera que, con un paso adelante, el artista buscaba, en su segundo acercamiento a este medio, imprimir su sello personal utilizando herramientas gráficas. Se considera que sus obras significativas de ese periodo sirvieron como referencia para estas composiciones, las cuales no emergen tanto de las capacidades gráficas intrínsecas, sino que más bien parecen desafiarlas.

Negro, gris, rojo, violeta y amarillo
Aguafuerte, “Negro, gris, rojo, violeta y amarillo”, año 1972

La trayectoria editorial de la obra gráfica de Tàpies

Antoni Tàpies inicia su incursión en el ámbito de la obra gráfica a finales de la década de 1940, colaborando con Enric Tormo en la creación de sus primeros aguafuertes. Cerca de una década después, hacia finales de los años cincuenta, recibe una invitación de la Sala Gaspar de Barcelona para producir sus primeras litografías. Poco después, ya entrando la década de 1960, comienza a colaborar inicialmente con la Galerie Maeght de París y, más adelante, extiende su trabajo a las galerías Maeght de Zúrich y Barcelona.

En los albores de la década de 1970, Tàpies comienza a colaborar con Ediciones Polígrafa, donde llevará a cabo tanto aguafuertes como litografías. Posteriormente, en 1987, inicia un vínculo estrechamente colaborativo con la Galería Edicions T de Barcelona, relación que se fortalecerá aún más a partir de 1988.

Tàpies aprovecha todos los recursos disponibles para experimentar con las técnicas tradicionales de grabado, desafiándolas para lograr resultados innovadores. Esto lleva a la creación de estampas de notable complejidad técnica. Por este motivo, los impresores se han convertido en figuras esenciales en el proceso de realización de un grabado, colaborando de cerca con el artista, compartiendo sus preocupaciones, buscando soluciones a los desafíos que surgen en cada proyecto y convirtiéndose, en última instancia, en cómplices del proceso creativo del artista.

Antoni Tàpies frecuentemente combinaba diversas técnicas en una sola estampa: aguafuerte, aguatinta, uso de rodillo, barniz blando, litografía, serigrafía, collage, entre otros. Para ejecutar estas técnicas, el artista siempre ha contado con la experiencia de profesionales que le han asistido en la tarea de alterar los métodos convencionales de impresión, con el objetivo de maximizar la expresividad del papel. A estos expertos impresores se les ha consultado, siempre que ha sido posible, para reconstruir el proceso técnico detrás de las estampas.

Los papeles tradicionalmente utilizados en el ámbito del grabado y la litografía son los «Vitelas», un tipo de papel de algodón de alta calidad elegido por su capacidad para reproducir de manera óptima todas las técnicas. Tàpies prefería usar papeles suministrados por «ArjoWiggins», aunque también recurría a papeles hechos a mano, como los de Aquari, Capellades, La Franca, Richard de Bas y papeles japoneses.

mercuri
Litografía a varias tintas con aplicación de piel de ante, “Mercuri”, año 1978

A finales de 1987, Antoni Tàpies comenzó una colaboración muy cercana con la galería «Edicions T» en Barcelona, dirigida por su hijo Toni Tàpies Barba. Desde entonces, esta galería ha sido la principal editora de las estampas realizadas por el artista. En enero de 2001, «Edicions T» se renombró como «Galeria Toni Tàpies», tras un período de transición durante el cual ambos nombres coexistieron. Paralelamente, la Galerie Lelong ha tenido un rol crucial en la carrera gráfica de Tàpies, realizando en colaboración con el artista numerosos grabados, litografías y libros de artista.

Durante estos años, Antoni Tàpies mantuvo su colaboración con la Erker Galerie en Suiza, continuando una relación que se inició a principios de los años sesenta. La Erker Galerie surge de un proyecto liderado por Jürg Janett y Franz Larese, con quienes Tàpies creó numerosas litografías y xilografías, además de libros de artista en colaboración con diversos autores y artistas.

Finalmente, Tàpies también continuó su relación con Edicions Polígrafa de Barcelona, con la cual produjo de manera sostenida grabados, litografías y libros de artista desde 1970. Más allá de estos colaboradores editoriales, el artista participó en diversos proyectos editoriales, detallados en cada caso, que resultaron en la creación de estampas, libros de artista, carpetas, catálogos, carteles, y exlibris. Estas obras enlazaron a Tàpies con variados campos de la cultura, la ciencia, la medicina, la educación o la política.

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Aguatinta y carborundo, “Z” año 1979

Peculiares métodos de estampación

La decisión de Tàpies de emplear métodos tradicionales en su obra gráfica podría derivar de su rechazo emocional hacia las técnicas modernas de reproducción, lo cual probablemente lo impulsó a explorar y posteriormente adoptar los medios técnicos clásicos. Esta actitud de Tàpies se alinea con su notable alejamiento del diseño industrial contemporáneo. Sin embargo, no dudaba en recurrir a procedimientos mecánicos cuando sus composiciones incluían elementos como fragmentos de periódicos, telas o materiales rígidos.

Tàpies se aleja del enfoque tradicional de resaltar los valores de la superficie entintada mediante relieves. Aunque continúa empleando la técnica de impresión en relieve, le otorga un significado completamente diferente. El relieve pasa a tener un valor intrínseco y se convierte en el vehículo para incorporar objetos reales dentro de la composición. Esta forma de abstracción se aproxima más a la realidad que cualquier representación que busque un alto grado de similitud. Elementos como un trozo de cordel o unas tijeras no solo están representados, sino que han sido parte física de la obra. En este contexto, el relieve desempeña un papel similar al de las huellas dejadas por un pie o por otras partes del cuerpo.

El legado de sus grabados

A menudo se tiende a subestimar la relevancia de los grabados y litografías dentro del corpus total de su obra artística, relegándolos a un plano secundario o considerándolos como actividades esporádicas. Sin embargo, no se debe olvidar que existen estampas sueltas que revisten gran importancia para el artista, así como ilustraciones diseñadas específicamente para libros de bibliofilia y los libros en sí, que en muchos casos constituyen por sí mismos una obra de arte. Tàpies mantenía una relación natural y profunda con el libro, no solo como coleccionista y lector, sino que su inclinación personal lo llevó a prestar especial atención al libro de artista, impulsado por su propia esencia y carácter.

En lo que respecta a sus métodos de impresión, es evidente la atención y relevancia que el artista otorgó al material, pero al profundizar en el aspecto visual, la realización de sus grabados destila una fuerza primordial que justifica plenamente la perdurable popularidad de sus grabados y el impacto atemporal de su arte. Estos elementos han consagrado a Tàpies como uno de los grandes maestros modernos del siglo XX. La utilización de colores rojos y negros, junto con materiales cuidadosamente seleccionados, resulta en obras de una aparente simplicidad que, junto con la calidad de sus impresiones gráficas, constituyen parte del legado que el artista catalán ha dejado para los amantes del arte moderno.

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Aguafuerte sobre piel de ante, “Carrer de Wagner”, año 1988

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Tags: Antigüedades, Arte Moderno

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